¿POR QUIÉN MURIÓ JESÚS?
La Paz del Señor sea con todos vosotros:
Jesús no murió por la
humanidad actual, sino, por los que en él creyeron en su primera venida. Porque Cristo, cuando aún éramos flacos, a su tiempo murió
por los impíos (Romanos 5:6); Jesús murió por los de su tiempo y con su
muerte limpió el pecado de la gente de ese tiempo. Mas
venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió su Hijo, hecho de mujer, hecho
súbdito a la ley, para que redimiese a los que estaban debajo de la ley, a fin
de que recibiésemos la adopción de hijos (Gálatas 4:4,5).
El cual
mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros
siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia: por la herida del cual
habéis sido sanados (1 Pedro 1:24).
Y todo esto
es de Dios, el cual nos reconcilió á sí por Cristo; y nos dio el ministerio de
la reconciliación. Porque ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando el
mundo á sí, no imputándole sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la
reconciliación (2 Corintios 5:18,19).
Como el
Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida
en rescate por muchos (Mateo 20:28).
Entonces, con su muerte
resucitó a las gentes de su tiempo y las reconcilió con Dios.
Es de indicar que mucha
gente de ese entonces, sola se condenó por su incredulidad; en ese tiempo mucha
gente esperaba al Mesías y cuando el Mesías vino y se hizo manifiesto, muchos
no lo recibieron, no creyeron en él y más aún lo torturaron y lo mataron.
La gente que no recibió
a Jesús, fue borrada del Libro de la Vida por no creer o aceptar a Cristo
cuando vino en su primera venida, lo mismo ocurrirá en este tiempo, no lo van a
recibir, lo negarán y solos se borrarán del Libro de la Vida, por su
incredulidad, por su orgullo se dejarán sobornar por el adversario.
La Misión del Señor
Jesús es muy diferente de la Misión que debe cumplir en su segunda venida como
Jonás (Lc. 11:29,30). Ya no hablaré mucho con vosotros: porque viene el príncipe
de este mundo; mas no tiene nada en mí (Juan 14:30). El príncipe de este mundo es Israel
(cuerpo físico), en el cual mora el Arcángel Miguel o el Espíritu Santo (Is. 43:15. Ex. 4:22. Ap. 1:5) y donde mora el Espíritu Santo, ahí
también está Jehová Dios (Joel 2:27).
Consistiendo
sólo en viandas y en bebidas, y en diversos lavamientos, y ordenanzas acerca de
la carne, impuestas hasta el tiempo de la corrección. Mas estando ya presente
Cristo, pontífice de los bienes que habían de venir, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es a saber, no de esta creación
(Hebreos 9:10,11).
Para que exista la corrección en este mundo, Cristo tiene que estar
presente, si Cristo no está presente, nadie puede corregir a la humanidad.
Y cuando él
viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio: de pecado
ciertamente, por cuanto no creen en mí (Juan 16:8,9).
Entonces, cuando él venga tiene que corregir a la humanidad del pecado,
hará justicia verdadera, es decir mostrará el pecado del hombre y hará juicio,
el castigo para los incrédulos y para los que no obedecen a Dios.
Y ella parió
un hijo varón, el cual había de regir todas las gentes con vara de hierro: y su
hijo fue arrebatado para Dios y a su trono (Apocalipsis 12:5). Regir
a las gentes con vara de hierro, significa castigo, dolor, así corregirá a la
humanidad en este tiempo, con el castigo de Dios.
¿Quién es la mujer que parió un hijo varón?, ALEGRATE, oh estéril, la
que no paría; levanta canción, y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de
parto: porque más son los hijos de la dejada que los de la casada, ha dicho
Jehová (Isaías 54:1). Ella
es la madre espiritual, es la madre estéril de las alabanzas y es uno y otro es
la simiente.
Porque a la
mano derecha y a la mano izquierda has de crecer; y tu simiente heredará
gentes, y habitarán las ciudades asoladas (Isaías 54:3).
La simiente de Dios heredará mucha gente.
A Abraham
fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como
de muchos; sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo (Gálatas 3:16).
Y la simiente es
Cristo, hoy día, el Excelentísimo Señor Ezequiel Jonás Ataucusi Molina (Ez. 24:24. Lc. 11:29,30. Jn. 6:27. Ro. 9:6) y
Cristo tiene su simiente para toda la humanidad, la Palabra de Dios (Lc. 8:11) y la Palabra de Dios, son los Diez
Mandamientos (Dt. 4:13), las cuales son las
Palabras de la Alianza entre Dios y el hombre (Ex.
34:28) y ésta alianza es un Pacto perpetuo que el hombre debe cumplirlo (Dt. 5:3. 29:14,15).
Autor: Ezequiel Ataucusi Gamonal
JEHOVÁ DIOS EN AMÉRICA DEL SUR
EZEQUIEL JONÁS SU TEMPLO
La Paz y la Gracia de
nuestro Señor Ezequiel Jonás Ataucusi Molina, more en cada uno de vosotros hermanos y hermanas Israelitas.