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3.15.2013

Pentecostés

La Fiesta de las Semanas o Pentecostés

La Paz del Señor sea con todos vosotros:

Nombre que se usó en las Escrituras Griegas Cristianas para designar “la fiesta de la cosecha” Ex. 23:16 o “de las semanas” Ex. 34:22, conocida también como “el día de los primeros frutos maduros”. Nm. 28:26. Las instrucciones sobre esta fiesta se hallan en Lv. 23:15-21, Nm. 28:26-31 y Dt. 16:9-12. Tenía que celebrarse el quincuagésimo día Pentecostés significa “Día Quincuagésimo” a partir del 16 de Nisán, el día en que se ofrecía la gavilla de cebada. Lv. 23:15,16. Se celebraba el 6 de Siván, es decir, cuando había terminado la cosecha de la cebada e iba a empezar la del trigo. Ex. 9:31,32.

Los israelitas no podían empezar la cosecha hasta que se hubieran presentado a Jehová las primicias de la cebada el día 16 de Nisán. Por lo tanto, Siete semanas te contarás: desde que comenzare la hoz en las mieses comenzarás a contarte las siete semanas. 10 Y harás la solemnidad de las semanas a Jehová tu Dios: de la suficiencia voluntaria de tu mano será lo que dieres, según Jehová tu Dios te hubiere bendecido. Dt. 16:9,10. Se requería que todo varón estuviese presente en esta celebración, sobre la que también se dijo: Y te alegrarás delante de Jehová tu Dios, tú, y tu hijo, y tu hija, y tu siervo, y tu sierva, y el Levita que estuviere en tus ciudades, y el extranjero, y el huérfano, y la viuda, que estuvieren en medio de ti, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para hacer habitar allí su nombre. Dt. 16:11. Mientras que la observancia de la Pascua era familiar e íntima, la fiesta de la cosecha o Pentecostés era más abierta y hospitalaria, similar en este sentido a la fiesta de las cabañas.

Las primicias de la cosecha del trigo recibían un trato distinto de las primicias de la cebada. Se cocían dos décimas de efá de flor de harina con levadura para hacer dos panes. Tenían que ser “de sus moradas”, lo que significaba que eran panes como los que se hacían para uso cotidiano en el hogar y no expresamente para fines sagrados. Lv. 23:17. Junto con esto se presentaban holocaustos (ofrendas quemadas), una ofrenda por la culpa y se ofrecían dos corderos como ofrenda de comunión. El sacerdote ponía en sus manos los panes y los trozos de cordero y los mecía delante de Jehová a fin de significar que los presentaba ante Él. Después que el sacerdote ofrecía los panes y los corderos, llegaban a ser suyos para que los comiese como ofrenda de comunión. Lv. 23:18-20.

El relato de Nm. 28:27-30 coincide con los relatos correspondientes de Levítico y Deuteronomio en lo que respecta a la ofrenda de comunión, hay diferencia ligeramente en las demás ofrendas. En lugar de siete corderos, un becerro de un año, dos carneros y un cabrito, de la vacada Lv. 23:18,19, estas ofrendas de sacrificios son partes de las primicias. Los comentaristas hebreos opinan que el pasaje de Levítico se refiere al sacrificio que se ofrecía junto con los dos panes mecidos, por las primicias a Jehová y el de Números, al sacrificio correspondiente a la fiesta en sí, de modo que se ofrecían los dos sacrificios. Este día era una convocación santa, un día sabático. Lv. 23:21; Nm. 28:26.

La fiesta del Pentecostés se celebraba al finalizar la cosecha de la cebada, y era una ocasión gozosa, como lo indicaba la ofrenda de comunión que presentaba la congregación y que se le daba al sacerdote. Esta ofrenda también mostraba que había una relación pacífica con Jehová. Al mismo tiempo, la ofrenda por el pecado les recordaba a los israelitas su pecado y era una petición a Dios para que perdonara y borrara sus culpas. El gran holocausto era una expresión tangible de su gratitud por la generosidad divina y un símbolo de su servicio de toda alma a Dios.

Unos toques de trompetas anunciaban que el día de la celebración estaba cerca. Nm. 10:10. El altar de los holocaustos se limpiaba, y las puertas del templo se abrían inmediatamente después de la media noche para los sacerdotes y para quienes llevaban al patio los sacrificios para los holocaustos y las ofrendas de gracias: “Antes del sacrificio de la mañana los sacerdotes tenían que examinar todas las ofrendas para holocausto y de paces que el pueblo quisiera traer a la fiesta. Por muchos que fueran, tiene que haber sido un tiempo de trabajo enorme, hasta que el anuncio de que el resplandor de la mañana, dando la señal para el sacrificio.

Significado simbólico de la fiesta Pentecostés. En el Pentecostés del año 33 E.C. Jesucristo derramó el Espíritu Santo sobre unos 120 discípulos reunidos en un cuarto superior de Jerusalém. Hch. 1:13-15. Jesús había resucitado el 16 de Nisán durante la fiesta de los panes sin levadura el día en que el sumo sacerdote ofrecía la gavilla de cebada. En sentido figurado, Jesús no estaba leudado, pues la levadura representa el pecado. He. 7:26. En el Pentecostés, en calidad de gran Sumo Sacerdote, Jesús pudo presentar a su Padre Jehová. El derramamiento del Espíritu Santo de Dios sobre ellos para ser hijos espirituales de Dios. El que en Pentecostés se presentaran ante Jehová dos panes de las primicias del grano.

La tradición judía sostiene que la Ley se dio en el monte Sinaí e Israel llegó a ser un pueblo escogido en la misma fecha en que luego se celebró el Pentecostés. A principios del tercer mes (Siván) los israelitas se reunieron en Sinaí y recibieron la Ley. Ex. 19:1. Tal como Moisés sirvió de mediador para introducir a Israel en el pacto de la Ley, Jesús habló del nuevo pacto que esperasen en Jerusalém hasta recibir el prometido Espíritu Santo. Cuando unos 120 discípulos hablaron milagrosamente en diferentes lenguas. Por este medio pudieron oír y comprender “las cosas magníficas de Dios” multitudes de israelitas y prosélitos de todo rincón del Imperio romano. Hch. 2:7-11.

Fundamentos de la fiesta pentecostés

Estas son las solemnidades de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos. Lv. 23:4.

Tres veces en el año me celebraréis fiesta. Ex. 23:14.

Tres veces en el año parecerá todo varón tuyo delante del Señor Jehová. Ex. 23:17.

Para que ofreciesen cada cosa en su día, conforme al mandamiento de Moisés, en los sábados, en las nuevas lunas, y en las solemnidades, tres veces en el año, a saber, en la fiesta de los panes ázimos, en la fiesta de las semanas, y en la fiesta de las cabañas. 2 Cr. 8:13.

Y habló, Jehová a Moisés, diciendo: Nm. 28:1.

Manda a los hijos de Israel, y diles: Mi ofrenda, mi pan con mis ofrendas encendidas en olor a mí agradable, guardaréis, ofreciéndomelo a su tiempo. Nm. 28:2.

Un mismo estatuto tendréis, vosotros de la congregación y el extranjero que con vosotros mora; estatuto que será perpetuo por vuestras edades: como vosotros, así será el peregrino delante de Jehová. Nm. 15:15.

Una misma ley y un mismo derecho tendréis, vosotros y el peregrino que con vosotros mora. Nm. 15:16.

Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y dísteles juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos. Neh. 9:13.

Siete semanas te contarás: desde que comenzare la hoz en las mieses comenzarás a contarte las siete semanas. Dt. 16:9.

Y harás la solemnidad de las semanas a Jehová tu Dios: de la suficiencia voluntaria de tu mano será lo que dieres, según Jehová tu Dios te hubiere bendecido. Dt. 16:10.

Y os habéis de contar desde el siguiente día del sábado, desde el día en que ofrecisteis el omer de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Lv. 23:15.

Hasta el siguiente día del sábado séptimo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis nuevo presente a Jehová. Lv. 23:16.

Y te harás la fiesta de las semanas a los principios de la siega del trigo: y la fiesta de la cosecha a la vuelta del año. Ex. 34:22.

El primer día tendréis santa convocación: ninguna obra servil haréis. Lv. 23:7.

Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida: el séptimo día será santa convocación; ninguna obra servil haréis. Lv. 23:8.

Y convocaréis en este mismo día; os será santa convocación: ninguna obra servil haréis: estatuto perpetuo en todas vuestras habitaciones por vuestras edades. Lv. 23:21.

Y el séptimo día tendréis santa convocación: ninguna obra servil haréis. Nm. 28:25.

El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación: ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que aderecéis lo que cada cual hubiere de comer. Ex. 12:16.

Cada persona debe presentarse con el don de sus manos

Tres veces cada un año parecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la solemnidad de los ázimos, y en la solemnidad de las semanas, y en la solemnidad de las cabañas. Y no parecerá vacío delante de Jehová. Dt 16:16.
Cada uno con el don de su mano, conforme a la bendición de Jehová tu Dios, que te hubiere dado. Dt. 16:17.

Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de aqueste mes tómese cada uno un cordero por las familias de los padres, un cordero por familia. Ex. 12:3.

Mas el primogénito de vaca, y el primogénito de oveja, y el primogénito de cabra, no redimirás; santificados son: la sangre de ellos rociarás sobre el altar, y quemarás la grosura de ellos, ofrenda encendida en olor suave a Jehová. Nm. 18:17.

De todos vuestros dones ofreceréis toda ofrenda a Jehová; de todo lo mejor de ellos ofreceréis la porción que ha de ser consagrada. Nm. 18:29.

Y cuando vosotros hubiereis ofrecido de ello lo mejor suyo, no llevaréis por ello pecado: y no habéis de contaminar las cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis. Nm. 18:32.

En el mes tercero comenzaron a fundar aquellos montones, y en el mes séptimo acabaron. 2 Cr. 31:7.

Ahora pues, llevad también a cabo el hecho, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tenéis. 2 Co. 8:11.

Porque si primero hay la voluntad pronta, será acepta por lo que tiene, no por lo que no tiene. 2 Co. 8:12.

Por tanto, tuve por cosa necesaria exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros, y apresten primero vuestra bendición antes prometida para que esté aparejada como de bendición, y no como de mezquindad. 2 Co. 9:5.

Esto empero digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra en bendiciones, en bendiciones también segará. 2 Co. 9:6.

Cada uno como propuso en su corazón: no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama el dador alegre. 2 Co. 9:7.

Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena obra: 2 Co. 9:8.

Mas el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis. Dt. 12:5.

Yo los llevaré al monte de mi santidad, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa, casa de oración será llamada de todos los pueblos. Is. 56:7.

Empero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice el Señor Jehová, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra: allí los querré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas. Ez. 20:40.

Empero así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme, y viviréis. Am. 5:4.

¿Cuál es esa casa?

Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi espíritu sobre la casa de Israel, dice el Señor Jehová. Ez. 39:29.

Salvo que sangre no comeréis; sobre la tierra la derramaréis como agua. Dt. 12:16.

También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores que hubieres sembrado en el campo; y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando habrás recogido tus labores del campo. Ex. 23:16.

Además el día de las primicias, cuando ofreciereis presente nuevo a Jehová en vuestras semanas, tendréis santa convocación: ninguna obra servil haréis. Nm. 28:26.

Y te alegrarás delante de Jehová tu Dios, tú, y tu hijo, y tu hija, y tu siervo, y tu sierva, y el Levita que estuviere en tus ciudades, y el extranjero, y el huérfano, y la viuda, que estuvieren en medio de ti, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para hacer habitar allí su nombre. Dt. 16:11.

Y acuérdate que fuiste siervo en Egipto; por tanto guardarás y cumplirás estos estatutos. Dt. 16:12.

Estas son las ofrendas que se sacrificaran

De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de flor de harina, cocidos con levadura, por primicias a Jehová. Lv. 23:17.

Y ofreceréis con el pan siete corderos de un año sin defecto, y un becerro de la vacada y dos carneros: serán holocausto a Jehová, con su presente y sus libaciones; ofrenda encendida de suave olor a Jehová. Lv. 23:18.

Y el sacerdote los mecerá en ofrenda agitada delante de Jehová, con el pan de las primicias, y los dos corderos: serán cosa sagrada de Jehová para el sacerdote. Lv. 23:20.

Y ofreceréis en holocausto, en olor de suavidad a Jehová, dos becerros de la vacada, un carnero, siete corderos de un año. Nm. 28:27.

Y el presente de ellos, flor de harina amasada con aceite, tres décimas con cada becerro, dos décimas con cada carnero. Nm. 28:28.

Con cada uno de los siete corderos una décima. Nm. 28:29.

Conforme a esto ofreceréis cada uno de los siete días, vianda y ofrenda encendida en olor de suavidad a Jehová; ofrecerse a, además del holocausto continuo, con su libación. Nm. 28:24.

Los ofreceréis, además del holocausto continuo con sus presentes, y sus libaciones: sin defecto los tomaréis. Nm. 28:31.

Y como se cumplieron los días de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos; Hch. 2:1.

Porque Pablo se había propuesto pasar adelante de Efeso, por no detenerse en Asia: porque se apresuraba por hacer el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalem. Hch. 20:16.

Autor: Ezequiel Ataucusi Gamonal

JEHOVÁ DIOS EN AMÉRICA DEL SUR

EZEQUIEL JONÁS SU TEMPLO

La Paz y la Gracia de nuestro Señor Ezequiel Jonás Ataucusi Molina, more en cada uno de vosotros hermanos y hermanas Israelitas.

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